¿Es la sangre el único medio que D-os asignó para expiar y obtener perdón? El Tanaj v/s las afirmaciones Neotestamentarias.






Por Fabián Sepúlveda Morales

Uno de los principios señalados en el Nuevo Testamento, y que justifica el sacrificio expiatorio atribuido a la muerte de Jesús de Nazaret o Yeshúa de Natzrat,es que sin el  derramamiento de sangre, prácticamente no hay expiación de pecados y que no existe perdón de los mismos. El escritor de Hebreos lo expresa de la siguiente manera:
"… Cuando Moisés terminó de recitar al pueblo todos los preceptos según la ley, tomó sangre de los becerros [y cabras], con agua, lana purpúrea y un hisopo, y roció el libro y a todo el pueblo,  diciendo: Ésta es la sangre de la alianza que Dios establece con vosotros. Igualmente con sangre roció la tienda con todo el ajuar del culto. Según la ley, casi todo se purifica con sangre, y sin derramamiento de sangre, no hay perdón". (Hebreos 9:19-22)

De acuerdo con lo expuesto, cuando había Mishkán (Tabernáculo) o Beit HaMikdash (Templo), el único medio para expiar era la realización de sacrificios u ofrendas con fines expiatorios, pero éstos sólo eran figura de un sacrificio mayor, duradero y perfecto que sería realizado por el mesías mismo- Jesús o Yeshúa para ellos-, ofreciendo su vida en expiación por toda la humanidad y para siempre.  
De igual forma, esto es  conectado con la idea de que la paga del pecado es la muerte, como  dice Romanos 6:23 y que, por tanto, para la reparación o compensación (kipper) por el pecado, debería pagarse con  la vida- representada por la sangre (Génesis 9:4)- de quien peca.

Esta ha sido la idea que el Cristianismo ha transmitido desde sus orígenes. Para sustentar la afirmación  de la epístola a los Hebreos, los apologistas citan  el texto de Levítico 17:11, para enseñar que de acuerdo con la Torá sólo la sangre expiaba:

"Porque la vida de la carne en la sangre está, y Yo se la he asignado  a ustedes para expiar por sus  vidas, pues la sangre es la que expiará por el alma."  (Vayikrá/Levítico 17:11)

Sin embargo, al leer en contexto dicho pasaje, se hace evidente que el tema  a tratar en realidad no es la sangre como medio único de  expiación, sino la prohibición bíblica de ingerir sangre, válida tanto para el israelita como para el forastero residente, así como para el que vive fuera de Israel y que es  entregada a Noé y  a sus hijos luego del diluvio (Bereshit/Génesis 9:4). En el contexto de las ofrendas o sacrificios, la Torá explica que esta prohibición radica en el hecho de que el propósito con el que se ocupa la sangre, es el de expiar y no con fines alimenticios, sea para el sacerdote o cualquier otra persona. Levítico 17:10-12 dice:

"Cualquier hombre de la casa de Israel o extranjero que habitare entre ellos, que comiere cualquier sangre, Me volveré contra la persona que come la sangre y la cortaré de entre su pueblo.
 Porque la vida de la carne en la sangre está, y Yo la he asignado a ustedes para expiar  por sus vidas, pues la sangre es la que expiará por el alma.
  Por ello He dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de ustedes habrá de comer sangre, ni el forastero que mora entre ustedes  habrá de hacerlo". (Vayikrá/Levítico 17:10-12)

 El versículo 11 es la explicación aclaratoria de lo que se afirma en el anterior ("...Porque la vida de...") y en el versículo siguiente, se enfatiza la misma idea.

La afirmación tajante del autor de Hebreos, por ende, no puede sustentarse en dicho pasaje, ni en ningún otro del Tanaj, ya que el mismo nos demuestra que, además de los sacrificios u ofrendas y de la muerte ("sangre por sangre") como sanción por pecados más graves, habían y hay otros medios de expiación de pecados.
En el contexto de los sacrificios, su aceptación por el Eterno no estaba en la sangre solamente, sino en la teshuvá (arrepentimiento) de parte del "infractor".  Si se realizaba el sacrificio (jatat) o una ofrenda (asham) por el pecado , pero quienes los ofrecían no mostraban un arrepentimiento sincero, ni confesaban su  pecado ante D-os, entonces era considerado como un acto impuesto, falto de sinceridad y de respeto hacia el Creador, como lo  dice, por ejemplo, el profeta Isaías ( Isaías 1:10-20).
Los judíos entendieron esto durante su exilio en Babilonia y la idea de expiación pasó a tomar una dimensión más espiritual a través del mensaje entregado por los profetas al pueblo.
 Cuando el Templo fue destruido y  ya no podían  realizarse ni sacrificios ni ofrendas de ningún tipo, el Eterno ofrecía concederles el perdón a través  teshuvá, lo cual también es parte de la Tora y es referido de forma importante en Deuteronomio 30:1-10:

"Y será que cuando vengan sobre ti, todas las palabras estas: la bendición y la maldición, que Yo he puesto ante ti; y habrás de responder a tu corazón-entre todas las naciones- donde te ha dispersado el HaShem tu D-os.
  Y habrás de retornar hasta HaShem tu D-os., y escucharás Su voz, como todo lo que yo te ordeno el día de hoy; tú y tus hijos, con todo tu corazón y con todo tu ser.
  Y hará retornar HaShem tu D-os., a tus cautivos y se apiadará de ti; y volverá y te reunirá de entre todos los pueblos donde te había dispersado Adon-i tu D-os., allí.
Si estuviere tu exilio en el confín de los cielos, desde allí te reunirá HaShem tu D-os., y desde allí te tomará. Y te traerá HaShem tu D-os. a la tierra que habían poseído tus padres y la poseerás; y te hará bien y te acrecentará, más que a tus padres. Y abrirá -HaShem tu D-os - el atasco de tu corazón, y del corazón de tu descendencia: para amar a HaShem tu D-os., con todo tu corazón y con todo tu ser, para la causa de tu vida. Y dará HaShem tu D-os., todas las maldiciones estas: sobre tus adversarios y tus enemigos, que te habían perseguido. Pero tu retornarás y escucharás la voz de HaShem; y cumplirás todos Sus mandamientos, lo que yo te ordeno hoy.  Y te hará exceder -HaShem tu D-os .- en toda la obra de tu mano: en el fruto de tu vientre y en el fruto de tu ganado y en el fruto de tu tierra, para el bien, ya que volverá HaShem a regocijarse contigo, para bien, como se había regocijado con tus padres, cuando obedezcas  la voz de HaShem tu D-os, guardando Sus mandamientos y estatutos escritos en el libro de la Torá; cuando hayas vuelto (tashuv) a HaShem tu D-os, con todo tu corazón y con toda tu alma". (Devarim/Deuteronomio 30:1-10)

Este proceso de restauración nacional luego del exilio y dispersión por desobedecer la alianza del Sinaí, tiene lugar luego de que Israel volviera de forma íntegra a la observancia de la Torá. En todo él, ni la sangre ni los sacrificios son indicados como un elemento necesario, sino la teshuvá sincera  ("retorno" al Creador) de parte de cada judío. Para la expiación, en este caso, se prescinde de sangre, sea mediante sacrificios, ofrendas o una ejecución.

De alguna forma, el Cristianismo- convencional o hebraizado- reproduce las ideas que tuvo el pueblo judío antes del primer exilio, en donde se daba una importancia extrema a los sacrificios expiatorios. Para ellos, el servicio a D-os giraba en torno a lo ritual, pero Él, a través de los profetas, les enseñó que sin misericordia, sin teshuvá, sin bondad y justicia, no había expiación y que estos actos eran incluso más importantes que el ofrecer un sacrificio.
Los sacrificios y ofrendas destinados a la expiación de ciertos tipos de pecados, a saber: errores, contacto involuntario con elementos que transmiten impureza ritual, omisión, perjurio involuntario  y culpa. Estos pecados eran eminentemente inadvertidos y para ellos se realizaban los sacrificios u ofrendas por expiación, que buscaban hacer reflexionar a quien los presentaba, pero a la vez funcionaba como una forma de compensación por el daño involuntario realizado.
Para  aquellos pecados  de tipo voluntario o consciente, también podía haber expiación, pero al ser de carácter voluntario, traían consecuencias sobre quien los cometía, e incluían restitución o sanciones, monetarias. En casos más graves, como el homicidio premeditado, cabe señalar, no había posibilidad de reparación monetaria y el responsable debía ser ejecutado, por el principio de que quien derramare  sangre de otro ser humano, su sangre debía ser derramada:

"El que derramare la sangre del hombre, por medio del hombre su sangre será derramada, pues a imagen de Elokim, hizo Él al hombre". (Bereshit/Génesis 9:6)
No mancillarás a la tierra en donde vives, porque la sangre mancilla a la tierra y no será expiada por la sangre que fue derramada sobre ella, excepto por medio de la sangre de quien la derramó."(Bamidbar/Números 15:33)

En el contexto de los sacrificios, si una persona no podía  ofrendar un  animal en los casos que lo estipula la Torá, ésta daba la opción de realizar ofrendas de harina con fines expiatorios, sin que se requiriera de sangre:
"...Y será que cuando resultare culpable en uno de estos casos, habrá de confesar el pecado en el cual ha incurrido. Habrá de traer sacrificio expiatorio por su culpa ante Adon-i por su pecado en el cual ha incurrido, hembra de ovinos: cordera o cabrita para sacrificio expiatorio y expiará por él, el sacerdote, por su pecado. Pero si no alcanzaren sus medios para un cordero, habrá de traer como sacrificio expiatorio por su culpa en la cual ha incurrido, dos tórtolas o dos palominos, ante HaShem: uno para sacrificio expiatorio  y uno para holocausto.
. Habrá de traerlos al sacerdote y acercará el sacrificio en primer lugar. Y seccionará su cabeza por el lado de la nuca, mas no habrá de separarlo  y rociará de la sangre del sacrificio  sobre la pared del altar y lo restante de la sangre será exprimido en la base del altar, sacrificio.
Al segundo lo hará holocausto de acuerdo con la norma y expiará por él el sacerdote, por su error en el cual ha incurrido, y le será perdonado. 
  Pero si no alcanzaren sus medios para dos tórtolas o dos palominos, habrá de traer su sacrificio por lo que ha pecado: un décimo de efá de harina de flor como sacrificio expiatorio. No le pondrá aceite ni tampoco pondrá incienso puro, ya que es sacrificio expiatorio.
 La traerá al sacerdote y él tomará de ella su puñado colmado, su remembranza, y lo hará consumir en el altar sobre los sacrificios ante HaShem.  Y expiará por él el sacerdote, por su error en el cual ha incurrido en uno de éstos y le será perdonado. Y será para el sacerdote, como la oblación". (Vayikrá/Levítico 5:5-13)

Es preciso agregar a lo antes dicho, que el Día de la Expiación o Yom Kipur, a diferencia de otros días, era  el día de expiación nacional de Israel, instituido luego del pecado del becerro de oro y era el día - más que los sacrificios ofrecidos en él-, el  que tenía  y tiene una gran solemnidad. El resto del tiempo, la expiación- fuera mediante sacrificios o cualquiera otro medio-, se realizaba de manera individual, pero no como nación. Hoy en día, en cambio, al no haber Templo  donde ofrecerlos, los sacrificios han sido sustituidos por la oración diaria, como lo señala el profeta Hoshea.

Otras formas de expiación en el  Tanaj

Es evidente el hecho de que durante el exilio, el pueblo judío no puede ofrecer sacrificios en otro lugar que no sea el Templo en Jerusalén (Devarim/Deuteronomio 12:5-14). En este contexto, el Eterno, a través de Sus profetas señala la existencia de otros medios de expiación  o que conducen a ella en dicho periodo, e incluso, aun cuando el Templo estuviese en pie, además de los sacrificios expiatorios o la muerte, en casos como el asesinato o la blasfemia. Estos incluyen  la oración,  la entrega de dinero, la  tzedaká y actos de bondad, el remover los altares idólatras, las ofrendas de harina (ya mencionadas), el ayuno ,  el sufrimiento del justo- que mueve a su generación a reflexionar sobre sus actos, enmendarlos y que es incluso registrado en el Talmud (Moed Katán 17a)- e incluso el incienso.

Sin embargo, lo fundamental en cada uno de los medios de expiación registrados en el Tanaj, partiendo de los sacrificios expiatorios, es el arrepentimiento sincero, acompañado de la oración:

“Los sacrificios de D-os son un espíritu contrito; un corazón contrito y quebrantado, Dios, no desdeñas".( Tehilim/Salmos 51:19)

Sin un corazón contrito y afligido por el pecado cometido que lleve a un cambio, ningún método contribuye a expiación, sea cual sea, pues eso es lo primero que exige D-os del ser humano para su aceptación.
Cabe señalar que antes del Sinaí, los sacrificios u ofrendas realizados por los patriarcas, no eran vistos necesariamente como un fin expiatorio y que, además,  en la Torá se describe  más de un tipo, siendo los expiatorios sólo una parte de ellos y no el todo, como algunos erróneamente suelen pensar. Las disposiciones concernientes al sacerdocio levítico, además, tienen un carácter obligatorio para Israel, mas no para las naciones que, sin embargo, pueden expiar sus pecados igualmente a través de la teshuvá, la oración y la tzedaká, sin necesidad de ofrendar o sacrificar.
 A continuación, expongo algunos de los pasajes del Tanaj que demuestran que sin sangre, en sacrificio o derramada como sanción por determinados pecados, SÍ hay expiación y perdón, en contraste con la afirmación de Hebreos 9:22.

  •  Debido al pecado de David en contra de Urías el Hitita, el Profeta Natán le reprendió, como es mencionado en 2 Samuel 15:5-15, informándole que era digno de muerte ante el Eterno. Sin embargo, el rey  se afligió con sinceridad y, como lo describe el Salmo 51, se humilló y confesó su falta a HaShem. Entonces, al admitir su pecado y responsabilidad, el profeta Natán  dijo al rey  que Hashem le había perdonado su pecado debido a que su teshuvá fue sincera: 

"David le dijo a Natán, 'Yo he pecado contra Hashem!' Natán le respondió a David, ' Él también ha remitido tu pecado; no morirás..." (2 Samuel/Shemuel Bet 12.13). 

En este caso, David fue responsable de un pecado serio, que le hacía merecedor de la muerte. Ningún sacrificio (jatat) u ofrenda (asham) expiatorios podían expiarlo, ya que estaban destinados a la expiación de  pecados  de otro tipo, como se mencionó más arriba. En cambio, pecados  como el cometido por David,  no contemplaban la expiación  a través del ofrecimiento de un sacrificio  y se requería de una restitución o sanción acorde al pecado, ya que al ser hecho conscientemente, acarrea consecuencias sobre quien lo comete. El profeta, sin embargo, le informa al rey  que su pecado fue perdonado al afligirse, asumir su culpa y estar consciente que no debe repetir lo hecho, es decir  retornó a la senda del Eterno, que es lo que caracteriza a la teshuvá sincera.
         Pese a esto, al ser una acción deliberada, el rey debía enfrentar diversas consecuencias que afectaron: al hijo que nació de Batshevá, a Israel,  la relación del rey con sus hijos, y a sus mujeres. El versículo 14  de 2 Samuel al respecto dice: 
  
"Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido a HaShem. (Shmuel Bet/  2 Samuel 12:14)

          El Eterno, pese a perdonarle, le recuerda que, debido a que actuó a conciencia, debería asumir  las consecuencias. A su vez, el salmo 51,a menciona que luego de ser perdonado, David  ofrecería becerros al Eterno, entregados para expiación, mas no  por el pecado que había cometido, sino como parte de la ofrenda diaria  y por algo simple: 
 Si una persona pecaba a conciencia, pero no arreglaba cuentas con HaShem, entonces sus ofrendas no eran gratas para Él y  esa fue una de las razones por las que Israel antes  del  primer exilio fue reprochado muchas veces por los profetas: ¿Qué se logra con ofrecer un sacrificio diario, si de los pecados que sabes que has cometido no te has arrepentido? El Salmo transmite ese mensaje y, por esa razón, en el versículo 19, el salmista -identificado con David- declara  que entonces le  serían gratos al Eterno los becerros ofrecidos en Sus altares, pues si no se arrepentía, ni  reconocía lo que había hecho, moriría y Él menos iba a perdonar los pecados que cometiera de forma inadvertida y, lo que hiciera en ese momento, sería tomado como un acto abominable y no grato al Eterno, como lo menciona el profeta Yeshayahu, en Isaías 1:10-20.
  •  "Todo hombre dará a D-os una expiación por su alma...Esto darán... medio siclo de plata". (Shemot/ Éxodo 30:12-13)
          El tema de este texto, si leemos los versículos previos, se relaciona con el censo que debía realizar Moshé a Israel y las disposiciones cada vez que fuera realizado uno por el pueblo, que para obtener expiación, debía pagar cierta cantidad de dinero. 

 "Tomarás la plata de las expiaciones de los Hijos de Israel y la darás para la obra de la Tienda de la Reunión; y será un recordatorio ante El Eterno para los Hijos de Israel,  para expiar por vuestras almas". (Shemot/Éxodo 30:16)

 En Números 31:50, a su vez, dice al respecto:

 "Por eso trajimos una ofrenda para El Eterno: lo que cualquier hombre halló de vasijas de oro, tobillera y brazalete, anillo, aro de nariz, y adornos para el cuerpo, para expiar por nuestras almas ante El Eterno". (Bedmibar/Números 31:50)

De acuerdo con lo anterior, la entrega de  dinero o joyas en determinadas circunstancias, también podía  expiar o rescatar, como lo señala la Torá.

  •    Levítico 5:20-24 señala que el acto de devolver algo a su propietario, ayuda a obtener el perdón y que debe ser hecho en primer lugar para obtener expiación:
"Cuando alguno pecare cometiendo prevaricación contra el Eterno, negando a su prójimo lo que le fue entregado en custodia, o un préstamo en dinero, o le arrebato alguna cosa por la fuerza; o cuando hubiere extorsionado a su prójimo, o hubiere encontrado algo perdido y lo negase, jurando en falso, si hiciere alguna de estas cosas que los hombres suelen hacer pecando con ellas, entonces cuando así pecare y reconociere su culpa, devolverá lo arrebatado por fuerza, o lo extorsionado, o la cosa que se le entregó bajo custodia, o la cosa perdida que encontró, o todo aquello sobre lo cual juró en falso, haciendo la restitución íntegramente y añadiendo su quinta parte sobre ello; a su dueño se lo dará en el día de la confesión de su culpa" (Vayikrá/Levítico 5:20-24)

Antes de presentar una ofrenda por la culpa, era necesario que el responsable reparase el daño causado, pagando la quinta parte del perjuicio, luego de lo cual podía reconciliarse con el Eterno.
 Ni la ofrenda ni el sacrificio eran ingeridos. Sin embargo, el primer paso para la expiación, era el de reconocer el error cometido y  restituir aquello que había sido robado, pagando además un monto determinado, y sólo luego de eso podía llevarse una ofrenda por la culpa, para completar el proceso:    

"Y como ofrenda por la culpa traerá al Eterno un carnero sin defecto del rebaño, con valor (de dos siclos), y lo entregará al sacerdote como ofrenda por la culpa. Y el sacerdote hará expiación por él ante el Eterno, y le será perdonado su pecado por cualquiera de todas estas cosas que hubiere hecho y fuere culpado". (Vayikrá/Levítico 5:25-26)

Aquí la ofrenda tenía un sentido de restitución. Sin el reconocimiento del error y  el debido pago, no había expiación, independientemente de que la ofrenda fuese realizada.

Lo mismo sucede en aquellos casos donde se requería una indemnización por daño a la propiedad, bienes o a un ser humano por acción de un animal (Éxodo 21:28-37). Con el fin de evitar la sentencia a muerte en el último de estos casos (Éxodo 21:29), el propietario del animal debía realizar un pago por sustitución:

"Si rescate le fuere impuesto, habrá de dar el rescate de su vida, de acuerdo con todo lo que fuere impuesto sobre él". (Shemot/Éxodo 21:30)

La palabra traducida como "rescate"  es "כֹּפֶר" ("kofer"), que tiene la misma raíz de  כַּפָּרָה (kapará, "expiación") y כִּפֵּר (kiper, "expiar"). Cuando en el Tanaj se utiliza la raíz  כפר se hace en dos contextos, a saber, apaciguar a un adversario o juez - teniendo a veces la connotación de soborno para evitar una sentencia desfavorable- o, como compensación por el derramamiento de sangre, es decir, a modo de expiación. En este caso, el propietario negligente indemniza  con el monto que le es impuesto,  con el fin de rescatar su vida de la muerte por ejecución.
 
  • En 1 Samuel 15:15:22, el Eterno, a través del profeta Shmuel,  deja en claro al rey Shaúl que más que los holocaustos, lo que busca el Eterno es la obediencia de parte del ser humano, luego  de que tomara lo mejor del ganado de los amalequitas para darlo en ofrenda al Eterno, -versículos 20 y 21-, siendo que El había ordenado que fueran destinados a la destrucción. La respuesta del profeta es categórica: 
"¿Acaso se complace HaShem en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la palabra de HaShem? Mejor es obedecer que sacrificar; mejor la docilidad que la grasa de los carneros". (Shmuel Alef/1 Samuel 15:22

  • La destrucción de altares idólatras también otorga expiación de acuerdo con las palabras del Eterno al profeta Yeshayahu:
"Con esto se expiará la culpa de Iaacov, y éste será el fruto de alejar su pecado: dejar las piedras de los altares como piedra caliza triturada  y no erigir estelas ni cipos".  (Yeshayahu/Isaías 27:9)

  •  El incienso ofrecido por el Kohen también confiere expiación.

En Números 16:1-13, se narra la revuelta contra Moshé  liderada por  Koraj, Datán, Abiram y On, quienes no reconocieron su liderazgo y ofrecieron incienso a modo de desafío a la designación sacerdotal del linaje aarónico, que sólo ellos podían realizar. Esto trajo como consecuencia la muerte de los responsables, pero también una gran mortandad sobre el pueblo, donde perecieron 14.700 israelitas, sin contar los muertos directamente en la rebelión de Koraj. Para detener esto, Moshé
dijo a Aarón que tomara el incensario con el fin de efectuar expiación por Israel y detener así la mortandad gatillada por la desobediencia de Koraj  y sus cómplices:

"Dijo Moshé a Aarón: "Toma el incensario y coloca fuego del que existe sobre el altar-  y pon sahumerio. Llévalo pronto hacia la asamblea y haz la expiación por ellos; pues ha salido el furor de HaShem, y ha empezado la mortandad".
Tomó Aarón -como había hablado Moshé- y corrió hacia el seno de la congregación y he aquí que había empezado la mortandad en el pueblo, colocó el incienso e hizo expiación por el pueblo. Se puso de pie él, entre los muertos y los vivos y se detuvo la mortandad". (Bamidbar/Números 17:11-13
De esta forma, el incienso ofrecido por el sacerdote con el fuego del altar, también actuó como una forma de expiación sin sangre.

  •  La tzedaká  o caridad como medio de expiación
Inesperado es el hecho de que, conforme al Tanaj, el dar tzedaká ("caridad"), también es un medio que confiere expiación. Esto, para el fundamentalismo paulino, puede resultar herético, ya que conforme a la enseñanza del NT planteada por Pablo, la salvación se obtiene por la fe en Jesús, y no por obras. Estas son sólo un resultado anexo a la fe, pero no lo principal. En el Tanaj, en cambio,  los actos de bondad son sumamente importantes  y dentro de ellos, está el dar tzedaká,  palabra traducida como "limosna"; "caridad"  o "justicia":

"Los tesoros mal adquiridos no dejan provecho, pero la rectitud libera de la muerte". (Mishlei/ Proverbios 10:2)
 "Por la bondad y la verdad se expía la iniquidad y por el temor al  Eterno los hombres se apartan del mal" (Mishlei/Proverbios 16:6)

Bíblicamente hablando, la tzedaká es  medio de expiación, distinto a la sangre. Incluso, en otros pasukim se nos enseña que el realizar tzedaká y actuar con justicia, para HaShem es más importante que ofrecer un sacrificio, o sea, más que la sangre para expiar:

"La tzedaká exalta a una nación y la bondad de un pueblo es una ofrenda por el pecado [jatat]". (Mishlei/Proverbios 14:34)

"Hacer [actos de] caridad  y justicia, es mejor ante  el Eterno que el sacrificio". (Mishlei/Proverbios 21:4)

"¿Con qué me presentaré al Eterno y me postraré ante el D-os Altísimo?
¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?
¿Aceptará el Eterno millares de carneros o miles de arroyos de aceite?
¿Daré a mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma?
¡Oh hombre, D-os te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu D-os." (Mijá/Miqueas 6:6-8


  •  La tzedaká y teshuvá no sólo expían para Israel, sino también para las naciones.
 El primer ejemplo, se encuentra en el libro de Daniel, en donde éste, indica a Nebujadnezar* (Nabucodonosor) que para fuera perdonado y restituido a su prosperidad previa por el Eterno, debía actuar con justicia y  ayudar a los pobres:
"Por  tanto, que mi consejo, oh rey, le complazca y con tzedaká usted removerá sus pecados; y su iniquidad mostrando misericordia con el pobre. Tal vez entonces su prosperidad vuelva". (Daniel/Daniel 4:24)


El caso más significativo y que demuestra que la expiación va más allá de la sangre incluso para los no judíos, está en el libro de Yoná (Jonás) En él, el profeta es enviado a la ciudad de Nínive con el fin de anunciar la inminente destrucción a sus habitantes, debido a la extrema maldad encontrada en ella (Jonás 1:2), a lo que Yoná  inicialmente se rehúsa, pero que luego de varias pruebas, de mala forma decide cumplir. El mensaje del profeta del decreto que el Eterno haría caer sobre ellos, llevo a que los ninivitas reconsideraran su conducta e hicieran teshuvá, que no sólo se mostró en lo externo, sino de forma interna:

"Y comenzó Yoná a entrar en la ciudad en un viaje de un día, y proclamó, y dijo: "¡Dentro de cuarenta días y Nínive será destruida!"
 Pero creyeron los ninivitas en Elohim. Proclamaron un ayuno y se vistieron de saco, desde el más grande hasta el más pequeño en medio de ellos.
Había llegado la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se quitó su túnica, lo cubrió con saco y se sentó sobre cenizas.
E hizo pregonar y publicó en Nínive por un decreto del rey y de sus dignatarios diciendo: 
“Que ni hombres, ni bestias, ni vacunos, ni ovinos,  prueben nada, ni se alimenten, ni beban agua. Y que se cubran con sacos los hombres -y las bestias-, que clamen a Elohim con fuerza y  que retorne cada hombre de su mal camino y de la injusticia que está en las palmas de sus manos.
 Quién sabe, retorne, reconsidere Elohim y apacigüe Su ira y no perezcamos.
 Y vio Elohim sus acciones, que habían regresado de su mal camino; Se arrepintió Elohim del mal que había dicho hacerles a ellos y no lo hizo". (Yoná/Jonás 3:4-10)

 La función de un profeta no es simplemente predecir el futuro, ni dar a conocer un destino irrevocable, sino que es actuar como portavoz del Eterno para generar cambios a nivel social, al recordar y poner en práctica lo que espera D-os de cada ser humano, como, guardando las distancias pertinentes, Pepe Grillo lo hacía con el pequeño Pinocho. 
El profeta está en medio de un determinado contexto social,  en el que existen determinadas problemáticas, que él denuncia y busca mover a corregir a través del mensaje que comunica a su prójimo, y así generar  un impacto positivo para revertir lo que daña a su entorno y los aleja de la voluntad de Su Creador.
En este caso, pese a que Yoná fue reacio a cumplir con su misión como profeta, una vez que lo hace, logra el efecto que el Eterno esperaba tuviera sobre los ninivitas y su conducta.  En otras palabras, lo que el profeta anuncia de parte de D-os, no es un hecho irrevocable, sino  lo que eventualmente puede acontecer si no se rectifica y vuelve al buen camino. Esto último es enfatizado por el profeta Yirmeyahu (Jeremías) y guarda estrecha relación con el anuncio de Yoná a los ninivitas:

 "En un instante Yo puedo hablar sobre derribar y destruir un reino o una nación, pero si esa nación  se vuelve de su mal, debido que Yo he hablado contra ella, Yo reconsidero el mal que pensaba hacerle y en un instante puedo hablar sobre construir y plantar un reino o nación, pero si hace lo que es malo a Mis ojos y no escucha Mi voz, entonces reconsidero el bien con el cual dije los beneficiaría". (Yirmeyahu/Jeremías 18:7-10
El profeta Jeremías, a su vez, señala a Israel, en el contexto del inminente exilio en Babilonia,  que si se arrepiente el Eterno reconsideraría el mal que les anuncia:

 "Así que enmienden ya su conducta y sus acciones, y obedezcan al Eterno su D-os, y el Eterno se arrepentirá del mal que les ha anunciado" (Yirmeyahu/Jeremías 26:13)

 Pese a lo anterior, una objeción que presentan algunos cristianos al respecto, se basa en el hecho de que en el libro de Yoná no se dice que D-os perdonó a los ninivitas, sino que  postergó su destrucción por misericordia, al ver que su falta de discernimiento  (Jonás 4:11). De esta forma, el arrepentimiento y los ayunos no les otorgaron perdón, sino sólo movieron a que D-os tuviera misericordia hacia ellos, pues finalmente Nínive fue destruida tiempo después.
 Sin embargo,  el profeta Iejezkel (Ezequiel) describe de forma extensa  la retribución personal a los actos de cada ser humano y las consecuencias positivas del arrepentimiento sincero de quienes alguna vez transgredieron:

" Y ustedes dicen: "¿Por qué no carga el hijo con la culpa de su padre?" Pero el hijo ha practicado el derecho y la justicia, ha observado todos Mis preceptos y los ha puesto en práctica: vivirá sin duda.
El alma que peque, es  la que morirá; el hijo no cargará con la culpa de su padre, ni el padre con la culpa de su hijo: al justo se le imputará su justicia y al malvado su maldad.
En cuanto al malvado, si se aparta de todos los pecados que ha cometido, observa todos Mis preceptos y practica el derecho y la justicia, vivirá sin duda, no morirá.
Ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más; vivirá a causa de la justicia que ha practicado" (Iejezkel/ Ezequiel 18:19-22)
D-os es un Juez completamente Justo y a la vez Misericordioso. Para juzgar a cada ser humano, pone en una balanza todos sus actos, sean buenos, sean malos. Si alguien enmienda su conducta y se vuelve  íntegramente hacia Él, entonces no sólo actúa con misericordia, sin destruirle, sino que borra su pecado y le perdona (Ezequiel 18:22 e Isaías 1:18). Por ende, D-os no destruyó Nínive en la generación de Yoná no sólo porque "sintió pena", sino porque sus habitantes escucharon al mensaje del profeta y, además de realizar actos externos que conducen a la Teshuvá, se apartaron de su mal camino para hacer el bien. Como dice la Mishná, en Ta'anit 2:1, D-os no vio sus ayunos y vestimenta en saco, sino sus actos:
"...Todo el mundo [, sin embargo,] pone ceniza sobre su cabeza. Los ancianos entre ellos les hablan con palabras de amonestación, diciendo: "Hermanos nuestros, no se declara sobre el pueblo de Nínive: “Y vio D-os su  vestimenta de saco y ayuno", sino más bien:" Y D-os vio sus actos, que habían regresado de sus malos caminos" (Yoná/Jonás 3:10)..." (Mishná Ta'anit 2:1)

  • El ,sufrimiento y exilio, también sirven como medio para purgar, mover a la Teshuvá  y ayudar a expiar la iniquidad.

Una de las profecías más hermosas sobre la restauración de Israel luego del exilio, está en el Deutero-Isaías, particularmente en Isaías 40, donde el profeta es instado a anunciarles a los habitantes de Ierushalaim que ya ha pagado ante el Eterno por las iniquidades cometidas por ellos y que el Eterno le ha perdonado:

"Habla al corazón de Ierushalaim y proclámale  que su  condena ha terminado
y su  iniquidad ha sido perdonada,  que de la mano del Eterno ya ha recibido el doble por todos sus pecados
."(Yeshayahu / Isaías 40:2)  ***

La misma idea es reflejada en Lamentaciones 4:22:
"...¡Se ha borrado tu culpa, hija de Tzión; no volverá Él a desterrarte!..." (Eijá/ Lamentaciones 4:22)

Es decir, el sufrimiento y exilio, también sirven como medio para expiar y sin que tenga que haber sacrificios obtener el perdón de D-os, sino el retorno hacia Él con un corazón íntegro y de forma sincera, requerimiento básico para cualquier forma de expiación.
  •  La Tefilá (Oración) sincera como medio de expiación.
"...Y  los hijos de extranjeros que se usan al Eterno para ministrarLe, y amar el nombre del Eterno y ser Sus siervos, a todo aquel que guarde el Shabat sin profanarle y a los que respetan Mi alianza, Yo les traeré  a Mi Monte Santo y les alegraré en Mi Casa de Oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos sobre Mi altar, porque Mi Casa será llamada Casa de Oración para todos los pueblos". (Yeshayahu/Isaías 56:6-7)

Este hermoso pasaje, escrito por el Trito-Isaías  durante la época posterior al exilio en Babilonia, nos enseña que no sólo los judíos de nacimiento son bendecidos por la observancia de la Torá, sino también aquellas personas que, habiendo nacido como extranjeros, se unen  a la alianza que el Eterno hizo con el pueblo de Israel para servirLe (por ejemplo, en Esdras 6:21)-los guerim o conversos-, al dejar de lado las creencias paganas. El Eterno indica  que los alegrará y  que las ofrendas y/o  sacrificios que ofrezcan para Él, Le serán gratas, porque el Beit HaMikdash  será llamado Casa de Oración  no sólo para Israel, sino también para las naciones. 
Si bien el texto citado no se relaciona con el tema que abordo en este post, nos revela la conexión entre la oración y los sacrificios, pero más aún, la importancia que tiene ésta, especialmente a partir del exilio en Babilonia, donde no había Templo y la tefilá era la única forma de  servicio al Eterno. En la literatura rabínica, donde la oración es denominada "Avodá Shehi Balev", "Avodá She BaLev" o  "Avodat HaLev":

"¿Y de dónde  derivamos  la Tefilá? Como dice en un Baraita, 'Para amar al Señor tu D-os, y servirLe con todo tu corazón (Devarim 11:13) "- ¿Cuál es el" servicio del corazón' (עבודה שהי בלב)? Es la oración ..." (Ta'anit 2a)
Si bien durante la era del Primer Templo, la Tefilá tenía un carácter más bien devocional y espontáneo, fue en el exilio en donde comenzó a realizarse de forma regular  y ya luego de la destrucción del Segundo Templo se instituyó el  rezo diario (Shajarit, Minjá, Arvit), en sustitución de la ofrenda diaria. 
 Teniendo claro que la oración es una forma de servicio a HaShem- mencionada tanto en la Escritura como en la literatura rabínica-, surge entonces la pregunta de si existen pruebas explícitas en el Tanaj de que éste sea un medio de expiación. La respuesta a esta interrogante, es afirmativa y hayamos antecedentes tanto en la época previa al exilio en Babilonia, como para la posterior a ella. 
La primera cita bíblica, se sitúa en la época anterior al exilio babilonio, durante el reinado de Jiziqyahu (Ezequías), rey de Yehudá, quien dio inicio a  una serie de reformas que buscaban eliminar la avodá zará (idolatría), y restaurar el Templo, profanado por su antecesores, incluyendo su padre Ajaz. En ese contexto, envía cartas a lo largo del territorio de  su reino y también de Israel  para celebrar Pésaj  (2 Crónicas 30:1-2). Debido a que los Kohanim no se habían consagrado y purificado como lo ordena al Torá (íbid. 30:3), al igual que otros  de los israelitas, la conmemoración debió realizarse durante el segundo mes, como lo establece la Torá en Números 9:6-12 ("Pesaj Shení") para aquellos casos en  los que un judío no podía participar del Korban Pesaj debido a impureza ritual u otras razones consideradas válidas. Una vez reunidos en Yerushalaim el rey y quienes aceptaron su invitación, celebraron, pero hubo entre quienes participaron, personas que sin purificarse comieron del Korban Pesaj, lo cual no estaba permitido. El rey, preocupado por esto, ora  por ellos y pide que se les perdone y no cause mal.HaShem accede a la petición, expía y perdona, como el rey Ezequías lo solicitó. El episodio es narrado en 2 Crónicas 30:16-20:

"Y se pusieron en sus puestos, como era su costumbre, de acuerdo con la  Torá de Moshé, hombre de D-os; los Sacerdotes rociaron la sangre, que recibieron de manos de los Levitas, porque había muchos en la congregación que no estaban santificados; por tanto, los Levitas debían realizar los sacrificios de Pésaj por cada uno de los que no estaba limpio, para santificarlos a HaShem, pues  una gran multitud del pueblo, incluso muchos de Efraím y Menashé, Issajar y Zebulun, no se habían purificado, y comieron del Seder  no conforme a lo que está escrito. Porque Jiziqyahu había orado por ellos, diciendo: "Que el buen D-os expíe a todo el que haya puesto su corazón  para buscar a D-os, el Eterno, el D-os de sus padres, aunque  no esté purificado según la purificación  de lo que pertenece a las cosas sagradas". Y HaShem escuchó a Jiziqyahu, y sanó al pueblo", (Divrei HaYamim Bet/ 2 Crónicas 30:16-20)


RaShI comenta que, en contraste con los habitantes de Judá, que pudieron purificarse, consagrar y volver para celebrar Pesaj, debido a que Jerusalén estaba cerca,  muchos de Efraím y Menashé,  Isajar y Zabulón estaban lejos de dicha ciudad y , por tanto, del Templo y no tuvieron tiempo para esperar y retrasar su llegada hasta  purificarse, razón por la cual llegaron sin estar purificados. Dado que la razón eran estos factores, que  escapaban a su voluntad, su culpa no era completa y fueron perdonados una vez que el rey oró por ellos a HaShem. 
 Si bien los Levitas realizaron los sacrificios por aquellos que se encontraban en un estado de impureza ritual y los Kohanim efectuaron su labor como la Torá lo estipula, eso no fue suficiente para que  fueran perdonados y es por ello  que el monarca ora por aquellos cuya intención era obedecer la Torá, pese a no haber podido observar completamente lo que Él ordenó. Cabe señalar que la expiación fue conseguida sin sacrificio u ofrenda alguna en el proceso. Sólo la oración sincera del rey y la kavaná de los asistentes ayudó a conseguir dicha expiación. Éste es  un ejemplo claro pre-exílico de que sin sangre, sí podía haber perdón y expiación de pecados.

Sin embargo, el texto más significativo respecto al lugar que ocuparía la oración en los exilios, donde no podía ofrendarse ni sacrificar como lo exige la Torá, se encuentra en el libro del profeta Hoshea (Oseas), particularmente en Oseas 14:2-3 (14:1-2 en las versiones cristianas), cuya lectura difiere entre el TM y la Septuaginta:
   שׁוּבָה יִשְׂרָאֵל עַד יְהוָה אֱלֹהֶיךָ כִּי כָשַׁלְתָּ, בַּעֲו‍ֹנֶךָ
קְחוּ עִמָּכֶם דְּבָרִים וְשׁוּבוּ אֶל-יְהוָה אִמְרוּ אֵלָיו כָּל-תִּשָּׂא עָו‍ֹן וְקַח-טוֹב  וּנְשַׁלְּמָה פָרִים שְׂפָתֵינוּ

Traducción del texto hebreo: 

"Regresa, oh Israel, a HaShem tu D-os, porque has tropezado por tu iniquidad. Tomen con ustedes sus palabras y vuelvan a HaShem. DíganLe: "Quita toda iniquidad, y acepta lo que es bueno, y devolveremos  [por] becerros nuestros labios". (Hoshea/Oseas 14:2-3, TM)

En tanto, la lectura de los LXX es la siguiente:

ἐπιστράφηθι, ᾿Ισραήλ, πρὸς Κύριον τὸν Θεόν σου, διότι ἠσθένησαν ἐν ταῖς ἀδικίαις σου. λάβετε μεθ᾿ ἑαυτῶν λόγους καὶ ἐπιστράφητε πρὸς Κύριον τὸν Θεὸν ὑμῶν· εἴπατε αὐτῷ, ὅπως μὴ λάβητε ἀδικίαν αὶ λάβητε ἀγαθά, καὶ ἀνταποδώσομεν καρπὸν χειλέων ἡμῶν
Traducción:
"Regresa, oh Israel, al Señor tu Dios, porque has sido debilitado por tus injusticias. Toma palabras contigo y regresa al Señor tu Dios; háblaLe, que no recibas injusticia, sino cosas buenas y devolveremos el fruto de nuestros labios" (Hoshea/Oseas 14:2-3, Septuaginta).
 En  la última parte del versículo 3, en el texto hebreo se encuentra la palabra פָרִים ("becerros"). Los traductores de esta sección de la LXX, por su parte, escogieron la palabra griega καρπὸν (karpos, "frutos"), para traducir, probablemente, פרי  ("frutos") del (los) manuscrito(s) que sirvió (eron) como base textual para realizar esta traducción. Cabe señalar que, a diferencia del TM, los textos pre-masoréticos carecían de  signos vocales, lo cual podría explicar las diferencias textuales y de interpretación en la lectura de palabras con una escritura similar  (פרים-פרי). 
Las versiones cristianas, en general, tienden a aceptar la lectura  de la LXX e interpretan  el pasaje como una alusión a la alabanza a Dios a través de las palabras, probablemente influenciados por  Hebreos 13:15, donde se equipara el "fruto de los labios" con el "sacrificio de alabanza", el cual algunos interpretan como un sacrificio de agradecimiento, como el mencionado en el Salmo 51. El autor de Hebreos escribió:
"Ofrezcamos sin cesar, por medio de él, a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que celebran su nombre". (Hebreos 13:15
  De ahí que la interpretación común dada por los grupos cristianos sea que el profeta hable de la alabanza a D-os a través de la oración como sacrificio de alabanza y agradecimiento que sube como un incienso hacia D-os en nombre de su “cristo”. Sin embargo, la lectura del texto hebreo revela una idea aún más profunda detrás de lo anterior: cuando  Israel estuviera en el exilio, sin Templos, ni sacrificios, cuando se encontrara debilitado y a manos de sus enemigos, podría volver al Eterno con arrepentimiento sincero (Teshuvá), como lo señala la Torá (Devarim/Deuteronomio 30:1-10)  y sus oraciones serían ofrecidas como un sustituto por los sacrificios u ofrendas por el pecado realizados a diario en el Templo. De esta forma, la oración diaria, instituida luego de la destrucción del  Beit HaMikdash a manos de Roma, es ofrecida en sustitución por los sacrificios, pero no por una inventiva rabínica, como señalan algunos grupos cristianos, sino con base en las palabras del profeta Hoshea, que demuestran que la oración sincera, acompañada de teshuvá, también sirve como medio de expiación y para obtener el perdón, sin necesidad de derramamiento de sangre, cuando el Templo no estuviera en pie e incluso cuando aún lo estuviese, como vimos en el ejemplo del rey Jiziqyahu y la celebración de Pésaj relatada en el libro de Crónicas.
  
 Epílogo

De acuerdo con el Tratado Avot de Rabí Natán (considerado como la Toseftá de Pirkei Avot), uno de los מסכתות קטנות   ("Masejot Ktanot", Tratados Menores) del Talmud,  Rabí Yojanán Ben Zakkai, comprende que sin el Templo, D-os había provisto de otros medios para conseguir, sin derramamiento de sangre, el perdón. Al ir al Monte del Templo ya destruido en aquel entonces, Rabí Yehoshua se lamenta al ver su desolación. Rabí Yojanán, sin embargo, le enseña  que D-os ha otorgado  como medio de expiación tan efectivo como los sacrificios expiatorios, consistente en hacer el bien a para los demás, lo que implica  actos como el dar Tzedaká, el acompañar al afligido,  visitar a los enfermos, honrar a los difuntos y sus dolientes, así como también realizar la oración regular. Para ello, señala el ejemplo de Daniel que, viviendo en el exilio, realizó tales actos y fueron tenidos en cuenta por HaShem:

"...Rabí Yojanán ben Zakkai una vez salió de  Yerushalaim, seguido por Rabí Yehoshua, y al ver el Templo destruido, Rabí Yehoshua dijo:"¡Ay de nosotros, que está destruido, el único lugar donde eran expiados los pecados de los israelitas". Rabí Yojanán le corrigió, diciendo: "Hijo mío, no te lamentes por eso,  que tenemos otro medio de expiación tan efectivo - es decir, realizar el bien, como está escrito:"Porque  deseo bondad  y no sacrificios"(Hoshea/ Oseas 6:6.). Como  encontramos con Daniel, que estaba ocupado en hacer el bien. Y ¿qué bien hizo? Ciertamente no sacrificó holocaustos y ofrendas voluntarias, mientras estuvo en Babilonia, y en relación con el lugar de sacrificio, está escrito: "Cuídate de no presentar tu holocausto  en cualquier lugar que veas, sino que  en el lugar que HaShem escoja en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos" (Devarim/ Deuteronomio 12:13-14). ¿Qué bien, entonces, hizo él? Se regocijó con el pueblo en su alegría, lloró con ellos en su dolor, él ayudó y animó  a novias pobres, honró a los muertos al seguirlos hasta el último lugar de descanso, dio ayuda material a los necesitados, y oró tres veces cada día, y sus oraciones fueron recibidas con agrado, como está escrito: "Y tres veces al día se ponía de rodillas,  oraba y daba gracias ante su D-os"(Daniel. 6:11)..." (Avot de Rabí Natán 4:5)

Contrario a las enseñanzas neotestamentarias que buscan justificar la muerte de Jesús como medio necesario para la expiación definitiva, con base en la idea de que sin derramamiento de sangre prácticamente no se expía y que sin ella no hay perdón, el Tanaj nos demuestra que existe más de un medio para obtenerlos y no que sólo mediante sacrificios  o la muerte éstos fueran alcanzados. Tanto la Torá, como los Neviim y Ketuvim nos entregan claros ejemplos de que lo fundamental para el Eterno, es la Teshuvá sincera de quien ha pecado o transgredido, sea judío o gentil, que le lleva a caminar por Su senda y rectificar, no sólo mediante la oración, sino además a través de actos de justicia y bondad social, que están al alcance  de todos. Cierro el presente artículo citando las palabras del profea Mijá, sobre lo que exige D-os del ser humano:

"¿Con qué me presentaré al Eterno y me postraré ante el D-os Altísimo?
¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?
¿Aceptará el Eterno millares de carneros o miles de arroyos de aceite?
¿Daré a mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma?
¡Oh hombre, D-os te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu D-os." (Mijá/Miqueas 6:6-8

Referencias Bibliográficas

  1. "ATONEMENT" (1906), consultado en la "Jewish Encyclopedia", disponible en: http://jewishencyclopedia.com/articles/2092-atonement
  2.  Feder Y., "Expiating with blood". Recuperado de: http://thetorah.com/expiating-with-blood/
  3. En los evangelios (por ejemplo, Mateo 3:1-3), se afirma que dicha profecía fue cumplida por Juan el Bautista, que anunciaría la venida de Jesús  y sería el profeta Elías que precedería a la venida del mesías. Sin embargo, al leer en contexto la profecía del deutero-Isaías, se plantean serios problemas con dicha interpretación. Yeshayahu 40:3 inicia con las palabras:" Una voz clama: En el desierto..." y no "Voz del que clama en el desierto", que es como lo lee el NT. El mensaje de esa voz es que en el desierto preparen un camino para D-os y se anuncia a Jerusalén que el juicio sobre ella ha acabado, porque ha recibido el doble por su iniquidad y pecados, indicando el perdón de parte del Eterno. En contraste, el mensaje de Juan era de un juicio inminente, que requería del arrepentimiento de los pecados de parte de Israel, lo cual contrasta con el mensaje de Isaías 40, situado en la era mesiánica, en donde se anuncia consuelo para Jerusalén y el término del juicio sobre sus habitantes, que ya había sido realizado por el Eterno.
  4.   "A Hebrew - English Bible. According to the Masoretic Text and the JPS 1917 Edition":  http://www.mechon-mamre.org/p/pt/pt0.htm  
  5.   "The Septuagint Old Testament":: http://www.ellopos.net/search/septuagint-    search.asp 
  6. The Babylonian Talmud (Complete Soncino English Translation)” Disponible en www.halakhah.com Talmud Hebreo- Inglés: http://dtorah.com/otzar/shas_soncino.php?ms=Berachoth&df=2a   
  7.  Biblia de Jerusalén en línea, recuperada de: http://www.pastoral-biblica.org/BIBLIA%20JERUSALEN/indexbibliaconlibros.html
  8.  Avot de Rabí Natán,  “Babylonian Talmud, translated by Michael Rodkinson" (1918). Libro 5, Vol. IX. Disponible en: http://www.sacred-texts.com/jud/t05/index.htm Texto hebreo: http://he.wikisource.org/wiki/אבות_דרבי_נתן_ד#D7.94
* Aunque históricamente esto es incorrecto, ya que el último monarca  babilonio fue Nabónido y no Nabucodonosor II como señala el libro de Daniel.





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